Esta
película es muy interesante, ya que nos traslada a una época marcada por la
inequidad, desigualdad, miseria y mediocridad del ser humano, dónde el género
masculino y la clase dominante hacían cuanto querían con los que eran
considerados inferiores (mujeres y pobres).
Los
hijos del destino que fueron creados para derramar lágrimas de dolor y
sufrimiento por “los señores” que a manera de dioses juegan con la vida de
quienes a la fuerza se han visto obligados a darle la mano a la muerte para
andar errantes por los caminos de la eternidad, cambiando las caras felices y
los cuerpos conocidos por caras sin rostros y cuerpos decadentes.
La
vida, el destino y el mundo son a veces impredecibles e incoherentes, nada en
esta vida está planificado, nadie sabe lo que puede pasar mañana, ni siquiera
aquellos seres terrenales que juegan a ser dioses considerándose los dueños de
todo cuanto hay y no hay. Este torpe juego se vio interrumpido por el ser menos
esperado, menos planificado, parecía que era simplemente una broma de mal
gusto, pero no fue así; la valentía, la dignidad, la igualdad y las ideas
libertarias se conjugaron en un simple ser mortal y cuyo nombre era “Minerva”,
si, una mujer, el ser sin vos ni voto en ese tiempo, el ser que era visto como
un objeto sexual por ojos y cuerpos llenos de deseo, lujuria y placer.
La
mujer, aquella flor perfumada y delicada con pétalos suaves, puede convertirse
en aquella flor que hiere, que lastima, que mata con sus espinas a quienes han osado arrancarla de raíz
dejándola marchita y herida.
El
cuerpo casi decadente y exhausto lleno de tatuajes dejados por la vida y la
lucha, pero la mente, jovial y con ganas de seguir proclamando ideas de
libertad siguen presentes en el ser de “Minerva” y sus hermanas. Sus
pensamientos, sus triunfos y derrotas se quedaran marcados en posteriores
generaciones, ya que la mortalidad se hace presente y junto con ella la muerte,
que fue traída por los verdugos presos de la desesperación.
El
asesinato y la muerte fueron los encargados de poner punto final a tan grande e
incansable lucha iniciada por una mujer, pero también se encargaron de aquel
ser que se consideraba dios y señor.
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