Es
hora de actuar, el escenario está listo, el público espera paciente, atento y
atrevido; quieren ver a las diosas, a las musas, a las doncellas del placer,
que tras el maquillaje, una máscara o un corto vestido ocultan su verdadera identidad,
su verdadera esencia, muchas veces las lágrimas corroen el maquillaje; las
delatan, nos muestran al delicado pétalo que vive en cada una de ellas. Para
muchas el papel asignado es muy difícil de interpretar, lo intentan pero la ira
invade su interior, las hace perder el control, el silencio se hace presente y
los tristes recuerdos vuelven a cobrar vida; son la principal motivación para
caer en este cruel escenario.
Se
ha abierto el telón más no las puertas de la pretensión, abajo como
espectadoras son unas y arriba como protagonistas son otras, las luces se
encienden y el sol cae en un largo letargo víctima del vino y el sexo, los
vestidos cortos adornan los inmaculados cuerpos corrompidos por el tiempo y por
hombres llenos de lujuria, deseo, pasión y soledad; ¡el santuario de las
vírgenes ha sido profanado!, se ha transformado en burdeles caros y baratos, la
necesidad y los gustos banales convirtieron a las niñas en mujeres e hicieron
de ellas copas de exquisito vino que todos quieren degustar, el mejor postor
siempre bebe lo más caro y atrayente, embriagándose al instante en que el agua
dulce se une con el agua salada, mientras que los demás a veces el simple mirar
significa viajar a un mundo de fantasía donde las musas danzan a su alrededor
al ritmo de la música pagana. El tiempo sigue su marcha y para muchas la
necesidad se convierte en gusto y el cuerpo en una simple mercancía.
Las
grandes ciudades las acogen como hijas propias, para algunas las calles y
veredas se han convertido en su lugar de trabajo, mientras que para otras
clubes llenos de luces y música son su mejor opción. El mundo de la
prostitución es un cosmos sin alma, sin vida, dónde sólo el dinero y el placer
importan; la ignorancia hace del mundo un hipócrita y la hipocresía hace del
mundo un ignorante.
El
basto mundo del placer no solo lo integran aquellas que han escogido este
oficio por necesidad, sino que también está conformado por chicas cultas de
familias acomodadas, con un físico espectacular; ellas forman la élite del
negocio, ellas son las que cuestan más, las que no se acuestan con el
proletariado sino con el capital… es la prostitución de lujo.
Sin
importar la condición social, su denominador común es brindar placer, comparten
distintos escenarios pero una misma obra, un mismo papel. Son pétalos
arrancados que el tiempo se encargará de marchitar y olvidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario