martes, 14 de mayo de 2013

ODA A LA MUERTE


Muerte que inspiras tristeza y grandiosidad a la vez
cobijaste tu oscuro manto en quién te llamó con timidez
llegaste sin avisar y sembraste en mí, el destino fatal
me quitaste a la mujer que un día me juró amar
para dejarme hundido en la melancolía y la soledad.

Ahora su cuerpo yace en una tumba oscura y fría,
su cuerpo se pudre en el ataúd que querías
emergiendo gusanos de la carne que amé un día
dejando huesos que con el tiempo desaparecerían.

Así es como terminó la vida de la mujer que quería
mujer que estuvo llena de ilusión y  alegría.

Aún recuerdo el eco de su voz perdida
la que un día callaste para anunciar su cruel partida.

Gracias a ti, “Santa Muerte”, mi vida es triste, vacía y sombría
cegada por el dolor que me invade noche tras noche, día tras día.

Hay instantes que cierro mis ojos e imagino tocar sus manos tibias
pero despierto y encuentro una realidad llena de mentiras.

Ahora solo me queda esperar mi anhelado final
teniendo a la muerte como mi compañera ideal
para que me lleve al lugar dónde mi amada está
al lugar dónde otra vez, ella y yo nos podamos mirar
nuestras manos podamos juntar y así volvamos a empezar
el gran amor que un día la irónica muerte supo llevar y apagar.

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